Protección de datos y publicidad, La letra chica que nadie lee

¿Hasta qué punto el rastreo de nuestra información justifica la gran cantidad de publicidad que recibimos a diario?

Tenemos una incontinencia por publicar información en las distintas redes sociales, pero no nos percatamos de la letra chica…casi nadie la lee.

¿Qué es lo que hacen las empresas con la gran cantidad de información que registran diariamente sobre nosotros?

Simple, la usan a su favor.

Saben lo que compramos, lo que leemos, lo que escuchamos, dónde andamos. Gracias al aprendizaje de la inteligencia artificial pueden generar patrones sobre nuestro comportamiento (de los qué ni nosotros mismos estamos conscientes), pueden saber que por nuestra vida sedentaria y la ingesta de mucha azúcar vamos a una diabetes segura…pero en vez de indicarnos estos potenciales problemas, nos motivan con ofertas de comidas altas en azúcar con cupones de descuentos y juegos online para no movernos.

Nos tienen medidos en cuanto a nuestro nivel de gasto y maximizan esa información para que nosotros les seamos lo más rentable en el tiempo, en una lógica de crecimiento constante que lo único que nos ha traído es miseria y pobreza, tanto física como espiritual.

Otro aspecto a considerar es la privacidad de las personas, ya que al parecer nadie vela por sus intereses en forma consistente. Así es como bases de datos con información confidencial son utilizadas dentro y fuera de la Ley, causando perjuicios colaterales de orden financiero y moral a los desprevenidos y desprotegidos usuarios.

La tecnología y la información deben estar al servicio de las personas y no de los intereses económicos. Si sólo están al servicio del mejor postor, se convierte en el capitalismo de la información y el uso de la tecnología su mejor táctica contra nosotros.

Es por eso la ciencia y la tecnología deben ir de la mano con la ética, los gobiernos deben financiar y regular la tecnología y la ciencia ya que, si se desarrollan con total libertad, éstas son utilizadas por las grandes corporaciones en su propio favor y, finalmente, éstas pautean lo que es correcto e incorrecto.

Es entonces fundamental regular la creación de aplicaciones. También las políticas de consentimiento deben ser simples y claras, tal como lo es el uso de las apps.

Es por esto que, dentro de la nueva Constitución, este aspecto debe ser regulado en forma potente y estructurada. La tecnología y la ciencia se vienen moviendo al ritmo del mercado, pero las leyes se mueven a la velocidad que el capital necesita, ya que los legisladores ponen trabas al avance de legislaciones en favor de los derechos digitales, gracias al tremendo y jugoso lobby que las corporaciones ejercen sobre ellos para asegurar que la legislación no toque su gallina de los huevos de oro.

Esto convierte nuestras vidas en un reality show, donde los únicos que no se dan cuenta de que nos graban y monitorean constantemente somos nosotros.

Es fundamental enseñar desde muy temprana edad a niñas y niños, la relevancia que tendrán sus publicaciones cuando sean grandes, de cosas que podrían no querer ver más y que cada vez que instalen alguna nueva aplicación revisen bien si están dispuestos a compartir toda es información o no.


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